Apuntes: El sutil arte de que te importe un carajo
Autor: Mark Manson
SINOPSIS
Por décadas se nos ha dicho que el pensamiento positivo es la clave de la felicidad, la esencia de una vida prospera. Pero en los días que vivimos HOY eso se acabo. Al Diablo Con La Positividad, es lo que dice Mark Manson. Seamos honestos, algunas veces las cosas estarás mal y nosotros tenemos que vivir con eso. Por lo que la clave es dejar de tratar de ser positivo todo el tiempo y en lugar de eso ser mejores al momento de manejar la adversidad.
Es tiempo de presentarte la antítesis de los libros de desarrollo personal, una forma distinta de ver la vida, una forma distinta de alcanzar la buena vida y está se da cuándo empezamos a dominar el sutil arte de mandar las cosas al diablo, Aclaración: No se trata de que dejes de hacer las cosas, sino todo lo contrario, hacerlas en función de saber que hacer y saber en que enfocarte, reconocer tus verdaderos valores y ser fiel a esa persona en la que te quieres convertir.
El autor dice que hay que aprender a vivir con la verdad y esta es simple: Los seres humanos son defectuosos y limitados. No todo mundo puede ser extraordinario, hay ganadores y perdedores, esto posiblemente no sea justo ni sea tu culpa, pero así es, y hay que saber vivir con ello
MI HUMILDE OPINIÓN
Es un libro corto y ligero. Ideal para ponerte a reflexionar sobre cómo intenseamos sobre asuntos puntuales de la vida y por qué deberíamos bajarle 3 rayitas. Explica, casi con bolitas y palitos, estrategias para razonar y conseguir tener un enfoque distinto sobre nuestra manera de abordar la vida en la búsqueda del éxito, como indica la sociedad, con menos dudas y menos miedos.
APUNTES a.k.a. lo que subrayé del libro
Leer biografía de Bukowski para entender cómo el aceptó su posición de alcohólico perdedor bohemio y consiguió compartir sus fracasos con honestidad extrema, sin miedo y sin duda.
Mientras más cosas te importen, los negocios ganan más.
George Orwell dijo que ver lo que tienes frente a tu nariz requiere esfuerzo constante. La solución a nuestro estrés y ansiedad está enfrente de nuestras narices.
El deseo de una experiencia más positiva es, en sí misma, una experiencia negativa. Y, paradójicamente, la aceptación de la experiencia negativa es, en sí misma, una experiencia positiva.
Querer evitar el sufrimiento es una forma de sufrimiento. Evitar los problemas es un problema. La negación del fracaso es un fracaso. Esconder lo que causa pena o vergüenza es, en sí misma, una vergüenza.
No importa a dónde vayas, siempre habrá una montañ de 500 kilos de excremento esperándote. Y está bien. El punto no es alejarse del excremento. El punto es encontrar el tipo de excremento con el que disfrutes lidiar.
Cuando una persona no tiene problemas, en automático la mente encuentra una forma de inventar alguno.
La única manera de superar el dolor es aprendiendo a soportarlo primero.
Este libro no te enseñará cómo ganar o lograr algo sino, más bien, cómo perder algo y dejarlo ir.
El dolor, en todas sus formas, es el modo más efectivo de nuestro cuerpo para estimular a la acción.
Warren Buffet tiene problemas de dinero, el mendigo alcoholizado que se halla fuera del 7-Eleven tiene problemas de dinero. La diferencia es que Buffet posee mejores problemas de dinero que el indigente.
«No esperes una vida sin problemas. No existe tal cosa. En vez de eso, espera una exstencia llena de buenos problemas»
La felicidad se consigue al resolver problemas.
La felicidd es un constante proceso en desarrollo, porque resolver problemas es un permanente proceso en desarrollo: las soluciones a los problemas de hoy sentarán las bases de los problemas de mañana y así en adelante. La verdadera felicidad sólo ocurre cuando encuentras los problemas que disfrutas tener y resolver.
Resuelve problemas, sé feliz.
Las emociones negativas son un llamado a la acción. Cuando las percibes, es porque deberías hacer algo. Las emociones positivas, por el otro lado, son recompensas por haber realizado la acción apropiada.
Todo conlleva un sacrificio inherente: lo que sea que nos hace sentir bien inevitablemente nos hace sentir mal.
La felicidad requiere lucha, porque nace y crece de los problemas.
No puedes ganar si no juegas.
La pregunta relevante es qué dolor quieres continuar.
Para ser de verdad bueno en algo, debes dedicarle toneladas de tiempo y energía; y como tenemos un tiempo y una energía limitados pocos nos volvemos en realidad excepcionales en más de una cosa, si es que lo logramos.
Dicha marea de información extrema nos ha condicionado a creer que el excepcionalismo es el nuevo estado «normal», y debido a que casi todo el tiempo todos somos demasiado promedio, el diluvio de información excepcional nos hace sentir muy inseguros y desesperados.
El boleto hacia la salud emocional -y también hacia la salud física, se consigue al consumir tus vegetales, eso es aceptar las abuirridas y mundanas verdades de la vida. Estas cosas son ordinarias, pero son ordinarias por una razón: porque son lo que de verdad importa.
La conciencia de uno mismo es como una cebolla. Posee múltiples capas y mientras más las peles, hay más probabilidades de que comiences a llorar en momentos inadecuados.
Todos tenemos puntos ciegos emocionales.
El autocuestionamiento honesto es difícil de lograr. Requiere que nos formulemos simples preguntas oncómodas de contestar.
Nuestros valores determinan los parámetros bajo los cuales nos evaluamos a nosotros y a los demás.
El placer no es la causa de la felicidad; más bien es el efecto.
Los buenos valores: 1) se basan en la realidad, 2) son socialmente constructivos, y 3) son inmediatos y controlables.
Los malos valores: 1) son supersticiosos, 2) son socialmente destructivos, y 3) no son inmediatos o controlables.
Los valores giran alrededor de la priorización.
Esto, en resumidas cuentas, es de lo que trata la ‘mejora personal’: priorizar mejores valores, elegir cosas mejores a las que darles nuestra atención. Porque cuando lo haces, tienes mejores problemas. Y cuando tienes mejores problemas, tienes una mejor vida.
Siempre estamos eligiendo, tanto si los reconocemos como si no. Siempre.
A veces, la única diferencia entre un problema doloroso o sentirte con poder es la percepción de que nosotros escogimos, que somos responsables de ello.
Mucha gente duda al hacerse responsable de sus problemas porque cree que ser responsable de sus problemas significa tener la culpa de los mismos.
Culpa es tiempo pretérito. Responsabilidad es tiempo presente.
Pensaba que la felicidad era un destino y no una opción.
En vez de esperar estar en lo cierto todo el tiempo, deberíamos buscar en qué estamos equivocados todo el tiempo. Porque lo estamos.
Estar equivocado abre la posibilidad de cambiar.
Nuestros cerebros son máquinas de significado. Lo que entendemos como significado se genera por las asociaciones que nuestro cerebro crea entre dos o más experiencias.
Una vez que creamos significado para nosotros mismos, nuestros cerebros están diseñados para aferrarse a dicho significado.
El comediante Emo Philips alguna vez dijo: «Yo creía que el cerebro humanos era el órgano más increíble en mi cuerpo. Después me di cuenta de quién me lo estaba diciendo.
Esta apertura a estar equivocado debe existir para que cualquier cambio real o cualquier crecimiento se materialice.
La creencia siempre prevalece. Hasta que no cambiemos cómo nos percibimos, en lo que creemos que somos y no somos, no podremos superar nuestra evasión y ansiedad. No podremos cambiar.
Cuando soltamos las historias que nos contamos de nosotros a nosotros mismos, nos liberamos para finalmente, actuar (y fallar) y crecer.
Como regla general, todos somos los peores observadores de nosotros mismos.
Vale la pena que para que cualquier cambio suceda en tu vida, tienes que estar equivocado respecto a algo.
Aristóteles escribió: «Ser capaz de considerar un pensamiento, sin aceptarlo, es la marca de una mente educada»
La mejora de cualquier habilidad se basa en miles de pequeños fracasos y la magnitud de tu éxito se sustenta en el número de veces que fracasaste en algo.
Piensa en un niño pequeño que intenta aprender a caminar; el pequeño caerá y se lastimará cientos de veces, pero en ningún momento se detendrá a pensar: «Oh, supongo que caminar no es lo mío. No soy bueno para esto.»
Los mejores valores son aquellos orientados a procesos. Algo como: «Expresarme honestamente con los demás», un parámetro para el valor de la ‘honestidad’, nunca está terminado por completo, es un problema con el cual debemos comprometernos de manera permanente.
El valor es un proceso de por vida, que desafía la consecución.
Conforme Dabrowski analizaba a los sobrevivientes, notó algo tanto sorprendente como increíble. Un gran porcentaje creía que las experiencias de guerra que sufrieron, a pesar de ser dolorosas y muy traumáticas, los había convertido en gente mejor, más responsable y sí, incluso los hizo más felices.
Dabrowski discutía que el miedo, la ansiedad y la tristeza no necesariamente son siempre estados mentales indeseables o inútiles, por lo general son representativos del dolor necesario para el crecimiento psicológico.
Aprende a soportar el dolor que has elegido. Cuando eliges un nuevo valor, optas por introducir una nueva forma de dolor en tu vida.
Cuando cursaba la preparatoria, mi maestro de matemáticas, el señor Packwood, decía: «Si estás atorado en un problema, no te sientes a pensar en él; comienza a trabajar en él. Incluso si no sabes lo que estás haciendo, el simple acto de trabajar en él eventualmente propiciará que las buenas ideas surjan de tu mente»
No estés ahí sentado nada más. Haz algo. Las respuestas llegarán después.
Si te falta la motivación para conseguir un cambio importante en tu vida, haz algo -de veras, lo que sea- y aprovecha la reacción a esa acción como una manera de empezar a motivarte.
Haz algo, comienza con algo sencillo. Hazlo tan sólo una vez.
A menudo, eso es todo lo que se requiere para conseguir que la bola de nieve comience a rodar, la acción idónea para inspirar la motivación de seguir adelante.
Como con la mayoría de los excesos en la vida, tienes que ahogarte en ellos para darte cuenta de que no te hacen feliz.
A todos nos debe importar algo, para poder valorar algo. Y para valorar ese algo, debemos rechazar lo que es contrario. Para valorar X, debemos rechazar lo que no es X.
Nos define lo que elegimos rechazar.
La honestidad es un anhelo naturalmente humano, pero para conseguirla es indispensable mantenerse cómodo con expresar y escuchar la palabra no.
La diferencia entre una relación sana y una enfermiza se reduce a dos cosas: 1) qué tanto acepta cada persona en la relación la responsabilidad, y 2) la disposición de cada persona para rechazar y ser rechazado por su pareja.
Dondequiera que haya una relación sana y amorosa, habrá límites claro entre las dos personas y sus valores, y habrá una avenida abierta para dar y recibir rechazo cuando sea necesario.
Por contraparte, una relación sana se da cuando dos personas resuelven sus propios problemas con el fin de sentirse bien uno respecto del otro.
Eso realmente sería una demostración de amor: asumir la responsabilidad de tus propios problemas y no hacer sentir a tu pareja responsable de ellos.
El conflicto existe para demostrarnos quién está ahí para nosotros de manera incondicional y quién está ahí sólo por los beneficios.
Para que una relación sea sana, ambos integrantes deben estar dispuestos y ser capaces tanto de decir no como de escuchar un no.
La paradoja de la elección. Mientras más opciones nos den, menos satisfechos nos sentiremos con lo que escojamos, porque estamos conscientes de todas las otras alternativas de las que estamos totalmente privándonos.
En el compromiso hay una libertad y una liberación.
Los humanos son únicos en cuanto a que son los únicos animales que pueden conceptualizarse y pensar abstractamente sobre sí mismos.
El segundo punto de Becker tiene que ver con la premisa de que, en esencia, poseemos dos yo. El primero es el yo físico, aquel que come, duerme, ronca y defeca. El segundo es el yo conceptual, nuestra identidad o cómo nos percibimos.
Me recuerdo que está bien morir.
Bukowski alguna vez escribió: «Todos vamos a morir, todos nosotros. ¡Qué circo! Debería bastar con eso para amarnos los unos a los otros, pero no es así. Nos aterrorizan y aplastan las trivialidades de la vida: nos devora la nada»
La lección primaria es ésta: no hay nada qué temer.