Date a deseo y olerás a poleo
Date a deseo y olerás a poleo’, repetía la abuela. Yo era pequeña y sólo entendía que tenía que darme a deseo e iba a oler rico, o algo así. Como que jamás pregunté, asumí la sabiduría de mi abuela y la repetí como mantra. ¿Cuántas cosas no vamos asumiendo por la vida como verdades sin cuestionarnos nada?